sábado, 24 de septiembre de 2011

Distancia

Es necesario que estés para que no te extrañe
no importa si la ciudad regresa a casa anunciándose con los ruidos de los carros
espero que estés aquí
antes que la tristeza no quiera abandonar mi morada.

El fantasma tuyo en mi cabeza ha subido cien mil veces la escalera
y mientras la brisa cruza tímidamente la ventana
un par de estrellas me anuncian que ha llegado la noche
y aún no llegas.

Siempre vamos a ser dos
aunque me inunden las ganas de habitar en tu existencia.
aunque me muera de ganas de que respires mi aire.

Cuando estás lejos de mi
tus oídos escuchan risas que no se repetirán para los míos
y cuando decida repasar tus huellas
mis ojos no podrán mirar todas las cosas que viste.

Siempre vamos a ser dos
aunque al regresar me digas que me extrañas
y vuelva a mi la ilusión de ser tan solo uno
para siempre.

lunes, 2 de marzo de 2009

NOTICIAS

Hoy llegaron noticias tuyas.
Todavía hay gente que puede verte todos los días
a mí, me toca imaginarte preparándote un café
y recorriendo pasillos en busca de amores que no fueron y ya son
que estuvieron y ya no están.

Ya se alejaron las brisas de diciembre
y este febrero me regala una vez más
ese dolor inmenso aquí en el pecho.

Volví a saber de ti
me llegas por fragmentos
como siempre me llegaste.

Me dueles aquí dentro
¿dónde?
En todas partes.
El dolor se hace lento, delgado y se eterniza.
Me sobran las horas para extrañarte.

Y volverá la noche
y el cielo se llenará de estrellas
y la luna envidiosa intentará alumbrarnos más fuerte que el sol.

Pobre! Si supiera que la prefiero no se cansaría intentándolo
y jamás habría cuarto menguante.

Pero sólo será el fin de un día
y entonces
volverá a amanecer
y todo se repetirá
volveré a extrañarte
y a no verte
y a verte por los ojos de otros
y a escucharte por labios distintos a los tuyos.

Y mi mundo se cierra como un círculo
y esta semana la predigo como si leyera las líneas de las manos
y no estás
y no estarás
y no estoy
y no estaré.

Entonces como hoy te diré "te amo" y no me escucharás
y te enviaré abrazos sedientos de tus manos
leeré tus "te amo"
cerraré los ojos
y te sentiré más cerca
aunque estés tan lejos.

domingo, 28 de diciembre de 2008

El olvido que seremos.

Hoy, por fin, después de muchas ganas y poco dinero, he leído "El olvido que seremos" de Hector Abad Faciolince, uno de mis columnistas preferidos a quien si alguna vez veo no sería capaz de decirle nada por ese defecto mio de temerle hasta a mi sombra. Lo terminé al medio día y el resto de la tarde he caminado despacio como suelo hacer cuando los pensamientos parecen pesar en mi cabeza dificultandome los pasos. A su papá lo mataron y él, 2o años después, escribió un libro para que cuando él ya no estuviera y no pudiera recordar, su papá siguiera vivo entre sus hojas; yo, que me tropecé con ellas me sentí solidaria aunque no identificada, y ese columnista anónimo que es Faciolince, fue mientras duró la lectura, un amigo que nunca tuve ni tendré.
Lo que más me disgustó del libro fue que en realidad todo lo narrado alguna vez sucedió. Ese médico-profesor asesinado a los 65 años existió, vivió en Medellín y fue padre de 5 niñas y un niño, un niño que lo idolatraba y que un día, siendo ya un jóven, sacó del bosillo de la chaqueta de su papá muerto una nota ensangrentada con un poema de Borges que iniciaba "ya somos el olvido que seremos" y que era una resignación silenciosa de éste a morir asesinado por pensar y actuar de una forma diferente. Pero también me hizo dar de frente con la realidad de que la violencia en Colombia es algo cíclico y que las torturas, desapariciones e infiltraciones no son actos que se dan ahora como una "innovación" sino que se han dado siempre y si regresan es solo para mostrar como nos quedamos estancados en el odio y más que en el odio en la intolerancia y la prepotencia.
Si me preguntan si recomiendo el libro, les digo que sí sin tener que pensarlo pero les advierto que después de leerlo pueden llegar a sentir un dolor de patria en una parte del cuerpo que no sé dónde se encuentra y que tal vez alguno de ustedes, si se arriesga, podría llegar a llamarla Alma.